martes, 28 de febrero de 2012

Las piezas encajan...




Te miro, y aun me sorprende que todo encaje, aunque  pueda dar mil y una razones para que las pieza bailen, para ni siquiera intentarlo, me sorprende como todo se ajusta sin esfuerzo alguno. Porque dos piezas no tienen que ser iguales para encajar, solo deben complementarse. Porque desde la primera caricia las células de mi piel hicieron el surco justo para tus dedos, y una comunicación simbiótica hizo que perdiera el limite entre mi cuerpo y el tuyo. Porque mis labios, tan diferentes a los tuyos, encajan sin dejar hueco a los suspiros, como si siempre hubieran estado ahí para besarlos. Hasta al despertar, esta mi cuerpo para dar al tuyo vida que se retuerce dormido y aletargado, pero cuando cae la noche... son tus besos los que me llevan a parajes inolvidables con el dulce sabor de una felicidad nunca mas imaginada... sino vivida...
Tu cuerpo... tan anatómicamente diferente al mio esta echo para amarme, en los escasos momentos en el que el aire nos separa, la vida conspira para volver a juntarnos, un roce distraído, una mirada perdida o una sonrisa es suficiente para volver a unirnos y que el tiempo decida si parar o correr haciendo los instantes eternos, o de lo eterno un suspiro...

sábado, 25 de febrero de 2012

viernes, 24 de febrero de 2012

donde??

Misma obra... mismos personajes, distintas caras... y cual es el punto en el que todo "puede" cambiar?? cual es el punto donde el sendero se bifurca y cojo "otro" camino, con otros errores, con otras necesidades.. en otro sitio...??

martes, 21 de febrero de 2012

¿Tú quieres mover el mundo o que te mueva?




—¿Nunca has parado el mundo?

—¿Qué es parar el mundo?

—Parar el mundo es decidir conscientemente que vas a salir de él para mejorarte y mejorarlo. Para poder moverte y moverlo mejor.

»En ese tiempo debes intentar que nadie ni nada te cree problemas.

»Alimentarte de buena literatura, de buen cine y, sobre todo, de la conversación de unaúnica persona que te inspire en este mundo. ¿Y sabes qué...? 

—¿Qué? —dije emocionado y fascinado.

—Luego el mundo te premia. El universo conspira a favor de los que lo mueven. Y ésos son los que lo paran. ¿Tú quieres mover el mundo o que te mueva?

—Moverlo —dije con seguridad—. ¡Moverlo!

Él se unió a mí y comenzó a gritar conmigo: «Moverlo, moverlo».

Y todo lo que lo moveríamos... Parándolo... 


Si tu me dices ven, lo dejo todo.. pero dime ven.. (A. Espinosa)

lunes, 20 de febrero de 2012

Pedriza

Te susurrare bajito que te he echado mucho de menos... que me encanta el tacto granitico de tu piel, que tu frialdad hace arder mis sentidos, que esas palabras perdidas en el viento me dicen calladamente que te alegras de verme... que me encanta verte bañada por el sol, que hasta parece que sonríes... que me siento perdida si no te tengo cerca, que amo cada piedra que forma tu piel, que sueño con cada gota que recorre tus rios... que solo pensarte me hace feliz... y tu mera presencia llena cada uno de mis sentidos...

jueves, 16 de febrero de 2012

wake up

 
Es como despertarse de un sueño, apretando las manos contra los ojos, deseando, más bien implorando volver a él... como un niño que cree que si no lo ve no existe. Pero ahí está, la realidad es lo único que distingues a través de la niebla, que te sonríe de forma paterna con cara de “estabas tardando en volver”. Otra vez aquí, te dices, pero nada esta en su sitio...

martes, 14 de febrero de 2012

No se porque tengo la errónea idea de que la única palabra que no puedo pronunciar dice exactamente lo que siento..



No se porque tengo la errónea idea de que la única palabra que no puedo pronunciar dice exactamente lo que siento... y te la digo en silencio, mientras me besas, mientras me acaricias, mientras me desvistes, mientras duermes, mientras te busco entre las sabanas, mientras despiertas... esa palabra intangible revolotea en mis labios buscando alas, impulso, pero se queda agazapada en mi lengua por miedo de no poder llegar a tus labios y verse caer inerte en el escaso vacío que hay entre tu y yo; así que solo te grita en silencio desde lejos, y cuando duermes, te acaricia suavemente la cara y te susurra bajito, para no despertarte, pero colándose en tus sueños, para cuando despiertes, me abraces con fuerza, y ella siga revoloteando contenta escondida bajo mis labios cuando tu me miras...

Y quisiera despertar todos los días viendote despertar...

“Y si, digo que me parecería de lo más bonito del mundo cogernos de la mano y besarnos frente a los demás. Y comer fresas con crema de tu boca o de tus piernas en mi casa de campo mientras preparo chocolate caliente y tu enciendes la calefacción. Y estar cada noche en la azotea viendo constelaciones mientras te hago dibujos en la espalda de las mismas. Y decirte que me encantaría pasar horas dando vueltas en la cama mirandote y jugando contigo a que somos gatos que no quieren dormirse y quieren jugar hasta que se vaya la luna. Y quisiera despertar todos los días viendote despertar. Hacerte el desayuno, el amor. Compartirte mi vida. Decir que no hay peor ciego que el que no te quiera ver, y que la verdad es que el mundo sería bastante aburrido sin tu existencia. Y que me ha gustado un montón haberte encontrado. Y que sólo me sentiría perdido si te suelto de la cintura cuando bailemos. Que sólo en tus labios es donde puedo calmar mi sed de verdad, y en tus ojos es donde puedo disfrutar de un próspero amanecer. Que con nuestros cuerpos rozados uno al otro, mi corazón da latidos de fuego artificial. Que la vida sin ti es un desperdicio, y que no me importa el tiempo que tenga que pasar esperandote por que te vistas a la hora de salir. Que no me importaría llegar tarde al trabajo si cada mañana despertamos, te hago el café comemos y hacemos el amor antes de despedirnos. Que sonreír es mucho más bonito cuando lo hago porque lo haces tú. Que me encantas con pijama, sin pijama, con lo que sea. Que eres tan bella que no dejas que nadie más para mí lo sea. Corretear por la cocina desnudos por estar jugando al escondite, aparecerme en la ducha cuando tu lo estás, abrazarte y besarte haciendote saber que eres la mejor persona del mundo y que ser feliz es sinónimo de estar contigo. Y besar tu cuello y acariciar tu vientre mientras digo que soy capaz de darle la vuelta al mundo para abrazarte por la espalda. Así te quedaría claro que eres amada por mí.”
“La vuelta al mundo para abrazarte por la espalda”, J. Porcupine.

31 enero


Déjame el control de alguna célula de mi cuerpo.... déjame al menos poder retener alguna parte de mi, un muro no lo consta tan solo un ladrillo...  ya no soy mas que agua.... Ninguna barrera puedo levantar ya ante ti...

Diciembre 2011


Apague la luz para que no vieras como se desmoronaban todas mis células hasta solo dejar en pie mi alma, apague la luz para que mis ojos no me engañaran con fríos espejismos y fueran mis dedos los que te descubrieran de nuevo , para que no vieras en mi piel el rostro del miedo, ni tampoco la culpa, ni ese perdón que gritaba desde dentro y que mi cuerpo solo lo trasmitía a través de caricias. Ahora que no puedes verme, pensé, que en tus ojos no veo el dolor, intentare recuperarte a través del tiempo, intentare abrazarte y no pensar con cada caricia que te perdí, intentare no sentir que cada beso, sera el ultimo, intentare no perderme en ese vacío que siento dentro y que me llama cada vez q de tu boca oigo un reproche. Intentare no replegarme en mi misma y desaparecer como llevo haciendo cada día, desde la primera vez.

Leyenda



-¿Y dónde va cada tarde, con la mirada perdida y una sonrisa pétrea en su rostro? ¿A dónde se dirige?
- a las montañas, es lo único que se sabe, y que no vuelve hasta el amanecer.
-¿por qué?
- No lo sé a ciencia cierta, toda vida tiene su leyenda, y de ella se cuenta...
No siempre estuvo sola, no siempre anduvo perdida vagando cuando caía la tarde hacia el bosque, antes, según dicen, no sólo le brillaban los ojos al atardecer como ahora, que parece como si le robaran la vida cada noche, vuelve inerte, fría, desolada, hasta que el sol vuelve a esconderse y algo en ella resurge y brilla como si la vida volviera a correr por sus venas. Hubo un tiempo en el que fue feliz, al menos eso cuentan, vivía con su compañero en la casa de madera que ahora parece tan abandonada. Él era alpinista, un gran montañero, que viajaba en grandes expediciones. En algunas ella le acompañaba, y en otras, esperaba junto a la ventana mirando a las montañas, como si eso la uniera más a él, como si de esa manera pudiera sentir el calor de todos esos abrazos que secretamente y con los ojos cerrados se deberían dar cada noche. Como si el susurrar del viento le dijera cuánto la echaba de menos y cuán grande era el amor que les unía, que eran capaces de hablar con las montañas y ellas mandar el mensaje a la otra parte del mundo, contentas de ser parte de aquello. Todo amor es único, todo amor es intenso, dolorosamente intenso, y más cuando el tiempo y un grito sordo y triste te despierta una noche con la certeza, la dolorosa certeza, de que no volverá. Un llanto desgarrador ahogó el gritar de las montañas, un llanto que enmudeció después, un llanto que apagó esa luz, esos ojos, esa vida que una vez pareció brillar en su piel.
Cuentan que una noche no pudo más, desesperada corrió hacia el bosque, se dirigió llorando a las montañas, agonizante, corrió y corrió hasta que no pudo más, y a la falda de la montaña cayó herida, destrozada. Y suplicó, suplicó con palabras desgarradoras a esas paredes inmensas que se erguían desafiantes ante ella, golpeó, gritó, arañó intentando subir por ellas, deseando, implorando que le llevaran ante él de nuevo. Cayó exhausta, agotada perdió el sentido, y soñó con él, un sueño tan real que pudo atrapar todo su olor con sus manos, pudo acariciarle por debajo de la piel hasta llegar a su alma, que le susurraba que la había echado de menos. Sus labios volvieron a sentir su sabor, que jugaban a encontrar los límites de su cuerpo, un sueño tan real, que cuando despertó, se le quebró el corazón de nuevo. Destrozada, juró que volvería.
Lo más extraño de esta historia, es que más de uno intentó seguirla en sus paseos nocturnos, y todos parecían perderse sin llegar a ver a dónde se dirigía, todos, menos uno, al cual toman por loco, y él mismo duda si lo que creyó ver esa noche era real o fruto del ensueño.
Se escondió sigiloso a ver cómo se acercaba a la montaña, con la mirada despierta y una sonrisa en la boca, ella se diría a la base de la pared, como si algo o alguien la estuviera esperando, se sentó lentamente, se arrecostó todo lo pegada a la roca que pudo, y sufriendo, cerro los ojos. Parecía que el sueño le había robado el alma, brillaba cual estrella, y entonces sucedió. Su piel blanquecina se fue volviendo pétrea poco a poco, como si la blanca caliza fuera devorando cada centímetro de su cuerpo, el brillo de su piel se hizo intenso antes de apagarse y fusionarte finalmente con la roca, y más tarde devorada por la montaña. No había nada ya, donde antes yacía ella, no había nada…

La chica del paraguas rojo



Apenas he podido dormir nada, lo voy a volver a ver de nuevo, q nervios, bufff…después de unos horas interminables, por fin cogí el tren, y mientras veo pasar el paisaje otoñal lleno de colores, soy consciente que cada vez estoy mas cerca, y mi estomago se encoje… y ¿qué hago?? ¿Lo beso?..¡dios!! Sus labios… Y en mi cabeza se superponen imágenes de sus labios acariciando mi piel, perdidos en mi cuello… jugando con mi lengua… “¡Angie despierta!!” -me digo mentalmente mientras que meneo la cabeza para intentar sacármelo. Sonrío, fue tan extraño... y recuerdo la primera vez que lo vi… me descubro en el reflejo del cristal del tren, viendo como la lluvia cae y las gotas resbalan, y esa imagen me lleva de nuevo a su piel; mojada en la ducha, y a mis manos acariciándole con fuerza, y a todo su cuerpo junto al mio, al frío de las baldosas, a la pasión desenfrenada e incontrolable… “dios angie” me digo mientras resoplo.
“En breves instantes llegaremos a la estación de Valencia capital”.
Me da un vuelco el corazón, ya estoy, ya estoy, ya estoy, ¿qué hago?? Aaayyy, digo nerviosa mientras no paro de mover las piernas ni las manos. Relájate, me digo mientras cierro los ojos, todo va a salir bien, relájate…
Noto como el tren va aminorando la velocidad, que es inversamente proporcional al latido de mi corazón que lucha por salir corriendo de mi pecho. Me da miedo mirar por la ventana y encontrarme con sus ojos, sigo sentada como paralizada, mientras el barullo externo de idas y venidas con el equipaje intenta sacarme del letargo. ¿Y si solo fue un sueño?? ¿Un sueño tan perfecto que es imposible que se repita? ¿Y si despierto de ese sueño cuando le vea?? Me gustaría salir huyendo y quedarme abrazada a ese recuerdo eternamente. Tengo que salir, ya no queda nadie en el vagón. Llueve… a pesar de estar toda la estación llena de gente me siento como si una burbuja me aislara del mundo, camino bajo el paraguas sin levantar la cabeza para no enfrentarme a una realidad que no sé qué cara tendrá. Me paro en seco, esperando que el mundo venga a despertarme, la gente se apelotona pero apenas pueden tocarme, ni un roce, ni una palabra pasa de esa burbuja que me rodea. Cierro los ojos y un escalofrío recorre mi cuerpo, un susurro sin palabras se acerca a mi cuello por detrás, sé que está ahí, y sin saber por qué sonrío y dejo de sentir miedo. “Princesa...” y su voz desmonta todas mis armaduras llenando mis ojos de lagrimas, me doy la vuelta en un instante que se ralentiza, y veo toda una vida en sus ojos, me coge con suavidad la cara para besarme con una ternura jamás sentida. Saboreo ese instante como si fuera el primero y el último, saboreo su olor, su piel, su alma, sus labios, y deseo que nunca termine… nos separamos tras una eternidad, mirándonos a los ojos, los míos asomados en lágrimas, los suyos brillantes y seguros. Me sonríe… me pasa el brazo por encima. “salgamos”…

La senda del chaman (II) La sala de los espejos




Despertó de pronto con la angustia de no saber donde se encontraba, estaba oscuro, llamo interiormente a uno de sus animales, la pantera resurgió bajo sus ojos y todo su cuerpo se erizo en posición de alerta. Caminaba sigilosa entre las oscuridades de sus entrañas atenta a cada ruido, a cada energía, a cada fantasma, no sabía que clase de prueba era esta. Vio una luz a lo lejos, respiro profundo, y con tranquilidad felina se acerco lentamente hacia ella. “Empieza la fiesta” se dijo. Ante ella se erguían cientos de espejos, se introdujo entre ellos sin pensárselo y no le sorprendió ver que ya no había forma de regresar, el camino de vuelta había desaparecido. Se veía reflejada en los espejos como una pantera negra de color brillante y unos ojos amarillos intensos. Miraba hacia los lados intentando encontrar la salida, o la prueba, el monstruo al que se debía enfrentar, algo que le dijera que debía hacer, entonces, en ese momento escucho la risa de una niña, se giro rápidamente buscando el origen pero no vio nada. Volvió a sonar, y Natwan se dirigió a donde pensaba que había salido, no vio nada, a nadie, y se quedo desconcertada. Frente a ella se erguía un espejo que le enseñaba sus ojos, ya no los de la pantera, sino los suyos, y cuando se acerco a verlos mejor la vio. La pequeña corrió por el rio saltando de piedra en piedra sonriente. Natwan lo comprendió. Sonrío al recordar ese día, y como momentos después se callo y se hizo una herida en la rodilla. Comprendió la prueba, y al monstruo que se enfrentaba, a ella misma. Camino entre sus recuerdos sin detenerse ni dejarse afectar por ninguno, pero aun así no encontró salida alguna. Se sentó a reflexionar, cerro los ojos y espero la respuesta. Tenia miedo, esa era la respuesta, tenia miedo a ver todas esas situaciones de su vida que tanto daño la hicieron y que enterró con la esperanza de no verlas jamás. Habría preferido enfrentarse a mil bestias, pero de nada valía desear estar en otro lugar. Se armo de valor para enfrentarse a sus fantasmas y se dirigió al espejo que estaba mas cerca. Allí estaba ella, en medio de la oscuridad acurrucada como animal indefenso. Dentro de Natwan se luchaba una gran batalla con los limites, las lagrimas se asomaban en el abismo de sus ojos pero la guerrera no dejaba q salieran, su corazón latía con fuerza desmesurada empujando la tormenta interior hacia fuera. En ese momento una lagrima pudo escapar de ella misma y callo lentamente por su rostro, caliente, liberadora, y se sintió bien… fue la primera de muchas. El espejo dejo de tener brillo y se convirtió en algo intangible, se convirtió en una puerta que le acercaba a esa niña invadida por el dolor y la soledad. Entro, se acerco a ella que le miro con ojos tristes y vacios. “pequeña..” le dijo mientras que se sentaba a su lado. A la niña se le callo una lágrima, natwan la abrazo, y la niña rompió a llorar. “me siento sola”, le dijo, “muy sola…”. Y Natwan, abrazándola aún con mas fuerza susurro “lo sé pequeña, lo sé”. La guerrera cerro los ojos y se lleno de luz y energía, de sus manos salió una bola de luz que se convirtió en un estrella. Puso a la pequeña frente a ella que ya no lloraba, le enseño la estrella, sonrió, “mira” le dijo Natwan, y poniendo las manos, la estrella se dividió en dos. “nunca estarás sola” le dijo mientras que le entregaba una de ellas, “siempre que me necesites estaré contigo”, y soplo la estrella hacia el cielo que se quedo brillando mas que las demás. La niña, feliz con su estrella se la guardo en el pecho, y abrazo con fuerza a Natwan. “todavía no lo entiendes pequeña, pero cuando la luz esta en ti… no hay porque temer a la oscuridad”, y se despidió con un beso. La pequeña se quedo sonriendo mirando al firmamento, ya no había oscuridad a su alrededor, Natwan se sintió feliz por dentro y salió del espejo.
Caminaba entre espejos segura de lo que debía hacer, y recordó algo que un viejo de la tribu le contó una vez. “Natwan, somos como un rio, desde el principio hasta el final somos el mismo, el pasado, el presente, el futuro, todo esta ligado por miles de corrientes. ¿¿Que pasa si contaminamos el rio en su nacimiento?? Que baja ensuciando todo hasta que llega al mar ¿verdad? ¿Y si se ensucia a mitad de camino? Si, Natwan, es tan importante el principio como el final, y de nada sirve limpiar el rio a la mitad si no nos hemos desecho del problema, por muy leve que sea, seguirá con nosotros hasta nuestro fin”. Y eso es lo que debía hacer, volver al nacimiento del rio aún cuando era un pequeño arrollo, y ver lo que se callo en la orilla, sacarlo, o transformarlo en luz. De ahí cada espejo, cada recuerdo, se dejaba llevar por su intuición con la seguridad que es lo que debía hacer. Muchos espejos, muchos años, muchas piedras en el camino, mucho aprendido en el viaje, y muchas lunas pasaron hasta que sintió que había terminado, y aunq entendía que el camino nunca terminaba y en su vida volvería a ese arrollo para recordar lo aprendido, se planto ante el ultimo espejo, el mas terrible de todos. No entendía nada, No era su pasado el que se reflejaba, ¿su futuro? Aparecía ella, feliz, con una familia, con su familia, con dos niños correteando por el campo, fuertes y sanos, y él cuidándoles como un oso cuida de sus pequeños, ella se dejaba cuidar también, todo ocurría sin el menos problema, sin restos de dolor, sin nada que alterara esa vida, todo era perfecto. Natwan estaba tan ensimismada en su futuro que no se dio cuenta de cómo cambiaba de forma, dejo de ser una pantera para ser simplemente Natwan, de carne y hueso, absorta en las imágenes que le hipnotizaban. Así pasaron horas, posiblemente días, sentada viendo a su familia feliz, olvidándose el porque estaba allí, el porque del viaje. Instintivamente, levanto la mano para tocar el rostro de uno de sus hijos y no solo se choco con el frio espejo, sino se choco con la devastadora realidad. Noo!!! Grito Natwan como si se hubiera despertado de un sueño, y sintió como la rabia y a fuerza volvía a su cuerpo, se lamento de haber estado tan ciega y haberse dejado atrapar por el mundo de las ilusiones, no era su futuro, ¡claro que no!, se sentía estúpida por haberse dejado engañar. No hay camino fácil, no hay final del camino en el que todo será perfecto, no, la vida seguirá su curso, los animales hambrientos seguirán existiendo, las guerras, las sequias, las inundaciones, el caos, todo seguirá ahí eternamente, lo único que podía hacer es cambiar la forma de percibir todo eso, sería feliz simplemente por estar el camino, con todas las piedras, con todos los inconvenientes, porque también habría sol, pájaros, arboles, flores, caricias, abrazos, y comprendió que todo esta porque debía estar, cada piedra, cada árbol, cada tormenta, cada nube, todo era parte del camino. Y con una fuerza que salió de todos sus adentros golpeo el espejo haciéndole mil pedazos, un sonido sordo le hizo estremecer, y todos los espejos se cayeron rompiéndose, y dejando visible el horizonte… sonrió… ¿todo había terminado? Sabia que no… la vida le traería mil pruebas más, pero ella estaba dispuesta a arriesgarse en todas ellas.

La Senda del Chaman (I)



Existe una leyenda que cuenta q Natwan, una joven india, hizo un trato con sus ancestros, nació para ser chamana, al menos las estrellas eso decían, pero el peso de su existencia, incluso antes de cumplir la mayoría de edad, era para ella una de sus cadenas. La senda del chaman era dura y solitaria, sin mas compañía en años que todas esas estrellas que llevan el alma de sus antepasados para guiarla por el duro sendero. Ella nació para ser libre, sin cadenas que le ataran a la tierra, ni alas que le obligaran a volar… simplemente se movía entre la vida como bailando entre los espíritus elementales, absorbiendo cada brisa de aire, degustando el sabor del agua, de los colores, el calor del fuego, sintiendo amaneceres, pero un día, todo cambio, un despertar delirante entre sudores, una pesadilla tan real que no pudo mas q oír la llamada de su naturaleza interna, el cambio se avecinaba y no hizo mas que llorar negando su propio destino. Los sabios de la tribu, tristes por verla sufrir tanto, se reunieron con ella.
-Lo siento Natwan, pero es tu destino, debes partir.
Ella bajo la cabeza con lagrimas en los ojos, sabia lo que significaba, sabia lo que sufriría, todo el tiempo que estaría lejos de todo lo que amaba y salió corriendo al bosque. Vagaba sin prestar atención a nada salvo a su propio corazón q no quería mas que correr y escapar; y corrió, y corrió, hasta que calló sin aliento, y acurrucada se quedo en medio de la nada. Cuando abrió los ojos estaban allí, todos aquellos espíritus que le habían acompañado todos estos años, el de cada árbol, el de cada flor, el del agua, el del águila, el de las piedras, todos estaban junto a ella. De la nada apareció “ella”, en cada paso miles de flores crecían bajo sus pies, su cuerpo estaba lleno de estrellas, y sus ojos…. Perpleja, Natwan, bajo la cabeza en señal de respeto, “ella” agarro su rostro y la miro con tal ternura que Natwan solo pudo decir llorando que tenia miedo, “ella” hablaba sin sonidos, directamente al alma, “todo saldrá bien, nosotros estaremos contigo”, y de sus manos salió una pequeña bola de cristal con un fuego dentro que se la entrego a Natwan. La joven dudo un instante, y después, siguiendo su instinto, se la acerco al pecho y vio como esa luz se metía por dentro de su piel, su corazón empezó a palpitar con fuerza hasta que todo él, se lleno de luz. “Ellos también irán contigo”, y todos los espíritus elementales que le rodeaban se acercaron a ella para alojarse bajo su piel. De pronto ya no tenia miedo, se había esfumado, y una seguridad inquebrantable apareció en su rostro. Gracias Madre, dijo Natwan abrazándola las piernas. “Camina hacia tu destino, harás grandes cosas y no temas, podrás volver a nosotros cuando necesites fuerzas, aun que nadie te vea… sabrán que existes”.
Natwan camino con paso firme hacia el poblado, un cambio se había realizado en ella, algo apenas intangible, pero sus ojos ya no eran los mismos. Los viejos de la tribu la vieron llegar, sonrieron, ya no veían a la pequeña Natwan llena de dudas, de miedos, y de sueños, vieron a la gran Natwan, guerrera dispuesta a recorrer ese duro camino hacia la luz, y no solo eso, dispuesta a conseguirlo.
La senda del chaman implica años de vagar por los mundos no terrenales, luchando, sanando, descubriendo, viendo cosas demasiado duras para un alma débil, solo aquellos que nacieron con la luz pueden atravesar las mil puertas de la irrealidad, enfrentarse a si mismos y a sus peores miedos, a sus mejores sueños, a sus anhelos, porque aquel que se adentra en este camino, solo debe ser él, sin mas peso que el de su cuerpo, sin mas ataduras que la gravedad, sin mas pasado que el de sus ancestros, ni mas futuro que el que vendrá. Pero Natwan era especial, cuando se sentía agotada, dudaba, o se perdía, llamaba a su madre tierra, y ella la traía al anochecer para que no se olvidara de donde venia y no callera en el circulo de la continua lucha y de la desesperación. Natwan andaba con piel descalzos por la arena de la playa sintiendo cada partícula de arena, sentía la brisa como la acariciaba y le despojaba de todo cansancio, sentía el calor del abrazo de la luna, tocaba las cortezas de los arboles notando cada rugosidad, metía la nariz en cada flor que encontraba para impregnar en su memoria su olor. Pero su madre tierra no podía darle todo lo que necesitaba, en su corazón sentía un vacio que ningún espíritu podía llenar, entonces se iba a la aldea mientras todos dormían, vagaba por ella sin miedo, intentando sentirse en casa pero existía una barrera todavía demasiado grande. Se acercaba a las tiendas sabiendo lo que ocurriría después, sabiendo que no podría evitarlo, su corazón ansiaba tanto ese abrazo, ese olor, que se acercaba sigilosamente a mirar su rostro, intentaba imaginar el tacto de su piel, intentaba imaginar su voz, como serian sus abrazos, sus besos, imaginaba como se desplomaba ante él y dejaba de ser la guerrera por un instante con la absoluta seguridad que no pasaría nada, porque él estaría para protegerla. Entonces sucedía, como siempre, ella alzaba sus dedos para tocar su rostro y en el momento justo del contacto, todo desaparecía, y volvía a estar sola, en medio de esa nube blanca que siempre le decía que había vuelto al camino. Existía un pequeño resquicio de tristeza, pero la certeza de que todo acabaría pronto y que aun le quedaban fuerzas para mil batallas más, la hacia caminar con la seguridad de que todo estaba escrito, y que no se puede luchar contra el destino…