Te miro, y aun me sorprende que todo
encaje, aunque pueda dar mil y una razones para que las pieza bailen,
para ni siquiera intentarlo, me sorprende como todo se ajusta sin
esfuerzo alguno. Porque dos piezas no tienen que ser iguales para
encajar, solo deben complementarse. Porque desde la primera caricia
las células de mi piel hicieron el surco justo para tus dedos, y una
comunicación simbiótica hizo que perdiera el limite entre mi cuerpo
y el tuyo. Porque mis labios, tan diferentes a los tuyos, encajan sin
dejar hueco a los suspiros, como si siempre hubieran estado ahí para
besarlos. Hasta al despertar, esta mi cuerpo para dar al tuyo vida
que se retuerce dormido y aletargado, pero cuando cae la noche... son
tus besos los que me llevan a parajes inolvidables con el dulce sabor
de una felicidad nunca mas imaginada... sino vivida...
Tu cuerpo... tan anatómicamente
diferente al mio esta echo para amarme, en los escasos momentos en el
que el aire nos separa, la vida conspira para volver a juntarnos, un
roce distraído, una mirada perdida o una sonrisa es suficiente para
volver a unirnos y que el tiempo decida si parar o correr haciendo
los instantes eternos, o de lo eterno un suspiro...
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