Amanecí con la imagen de tu piel blanquecina en mi cabeza,
la melancolía me hizo recordar tus cumbres, tu olor, tu tacto, esos abrazos
eternos que acariciaban mi alma mientras que nadie miraba. Cierro los ojos y
puedo sentir el calor de esa sonrisa escondida tras cada arbusto, cada piedra,
como quien juega al escondite y el premio por encontrarte es la vida. Y a veces me pregunto porque sigo
estando aquí, a veces me pregunto porque sigo tratándote como una amante esporádica
cuando ansio levantarme cerca de ti cada mañana… a veces me siento tan
sumamente lejos de cada persona que se cruza en mi camino, que me planteo si no
me estaré volviendo pétrea como tu… lejos de ser inerte… siento como mi corazón
golpea a veces con desesperación esta caja torácica con paredes de 30 centímetros
que rodean mi vida, como busco
alturas y derrumbo techos para poder respirar. Y en días como hoy te echo tanto
de menos que solo logro alimentarme con el calor de tu recuerdo, y sonrío
mirando al horizonte al adivinarte entre las nubes, porque sigues ahí, esperándome…
ojala pudiera acariciarte…
:-D
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