Puedo sentir el calor de tu piel en mis dedos aún a pesar de
este cristal helado que nos separa, ese que tan solo nos deja intuirnos,
adivinarnos…
Puedo sentir el roce de tus labios cuando miro los tuyos,
cada pliegue, cada beso, la humedad y el olor de tu aliento, tu respiración entrecortada
incrementada por el roce de mis dedos por tus caderas.
Puedo sentirlo porque están grabados en mi alma, y con tan
solo cerrar los ojos y escuchar estos acordes, mi cuerpo corre al encuentro de
tu recuerdo, y se deja cubrir como amante desesperada, de toda tu esencia hasta
embriagarse de nuevo de cada parte de ti.